«Ama a tu prójimo como a ti mismo». Mateo 22:39

«Donde hay gente, hay problemas». Esa es una frase que solía decir una hermosa mujer a quien respeto y admiro mucho. ¡Y estaba totalmente en lo cierto!
¡Qué difícil es llevarnos bien con las personas que nos rodean! Esto de las relaciones es todo un arte. Cuando parece que vamos conquistando el mundo de las relaciones interpersonales… ¡zas!, otro conflicto está a la puerta. Cuando parece que estamos en paz con todo el mundo a nuestro alrededor… ¡a la vuelta de la esquina se avecina un tsunami con quien menos nos imaginábamos!
Amiga, partamos de la base de que es imposible llevarnos bien con los demás si primero no podemos amarnos y aceptarnos a nosotras mismas. Resulta imposible amar y soportar a nuestro vecino si todavía estamos lidiando con cuestiones internas que no podemos resolver.
Una vez aclarado esto, enfoquémonos ahora en el trato hacia los demás. Aquí te ofrezco unos consejos bien prácticos que te ayudarán a vivir en relativa paz con quienes te rodean y a establecer relaciones saludables.

No dejes que te ofendan fácilmente. Evita estar siempre a la defensiva o pensando mal de los demás. Hazte el firme propósito de pensar siempre bien de quienes te rodean y cultiva este hábito, el cual alejará de tu mente esos pensamientos fantasmas que tantas veces tenemos y ni siquiera son reales.

Si te ofenden, sé rápida para perdonar. No albergues un resentimiento que te destruirá por dentro. Debes extenderles a los demás el mismo perdón que recibes continuamente de tu Dios.

¡Aprende a escuchar! Aunque al principio te cueste, pon toda tu atención en lo que los demás te están diciendo, y no seas rápida para hablar ni exponer tus ideas, experiencias o anécdotas. Procura alejar la atención de ti misma y ponerla en los demás. Con tu silencio le estás comunicando al otro lo importante que es para ti.

Aléjate de los conflictos y busca la paz. Proverbios 20:3 dice: «Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito». ¿Cómo hacemos para mantenernos alejados de los conflictos? Simplemente evitando conversaciones que nos lleven a contender. Procura con diligencia morir al deseo de tener razón y escoge ante todo ser una pacificadora. Por lo general, la persona conflictiva es inmadura y le cuesta muchísimo relacionarse con los demás.

Recurre a la gracia de Dios. Gracia es el poder del Espíritu Santo que Dios nos ofrece gratuitamente. Por su gracia podemos hacer de manera más fácil lo que nunca haríamos por nosotras mismas, con nuestras fuerzas. Ora diariamente para que tu Padre te llene de un favor y una gracia sobrenaturales a fin de relacionarte de manera eficaz con el resto de la gente. Su gracia y su favor serán evidentes en tu vida y todo tu entorno comenzará a notarlo.
Y por último, conviértete en alguien que busca solo agradar a Dios. Recuerda que sobre todas las otras opiniones, está lo que tu Padre piensa de ti. Descubre sus palabras de amor y aceptación en la Biblia.