¿Nunca te has preguntado por qué el mismo servicio de adoración que para algunos es glorioso, para otros resulta monótono y aburrido? ¡Cómo es posible! Pues considero que la respuesta es muy sencilla: todo depende de la actitud con que nos presentamos al Señor. Sólo nosotros somos los responsables, porque somos quienes “fijamos la temperatura” de nuestra adoración. ¿Eres termómetro o termostato?

Un termómetro simplemente se conforma a la temperatura del ambiente y la informa, pero un termostato ¡es el que “fija la temperatura”!. Es mi oración que cada vez que entres a un lugar seas alguien que fije la temperatura de ese lugar.

Que tu santidad, honestidad, actitud de adoración a Dios sienten un precedente de tal manera que seas reconocido como un adorador de Dios, y que no tan sólo te conformes a quienes te rodean. Permite que Dios se manifieste a través de tus actitudes, tus gestos, tu forma de dirigirte a los demás, tu estilo de vida, tus palabras…. ¡tu vida de adoración!