Conozco un muchacho que cada vez que dirige alabanza regaña a la gente y le dice que cambie esa cara de limón agrio que tienen. ¿Qué nos hace pensar que ellos van a cambiar de actitud si les hacemos ver sus errores? ¿No crees que esas palabras más bien predisponen mal a todo el mundo que las oye?
La mejor manera de influenciar positivamente a la congregación para que participen activamente en adoración a Dios es ser ejemplo y permitirle a Dios manifestar toda su gloria a través nuestro. El equipo de alabanza, y particularmente el líder, fungen como facilitadores de un encuentro divino entre Dios y los hombres; pero no debemos desanimarnos porque nuestros ojos no “vean” respuesta de parte de la gente. Tu responsabilidad es entrar a la presencia de Dios y cordialmente invitar a la congregación a que lo hagan contigo; pero debemos confiar en la obra del Espíritu Santo en cada vida, a pesar de lo que nuestros ojos naturales vean. Ya oirás testimonio de encuentros con Dios de aquellos que menos te imaginaste! ¡Sigue adelante disfrutando de lo que Dios te ha llamado a hacer!