Otra motivación equivocada para ponernos de novias, es la presión de nuestros pares.
Somos demasiado especiales para Dios, y esta decisión es demasiado importante como para apurarnos a ponernos de novio con cualquier muchacho por el simple hecho de que nuestros amigos y amigas ya tengan novio.

Se trata de encontrar a esa persona especial con la que te atreverás a compartir gran parte de tu vida. Y no me catalogues de exagerada, amiga. Tú y yo, como chicas diferentes y especiales que somos, si comenzamos un noviazgo es con miras al matrimonio. No creo que haya tal cosa como tener un novio para «probar» o con la expectativa de que la cosa no funcione. Si empezamos así, ya vamos mal predispuestas a comenzar una relación con alguien del sexo opuesto.

Un consejo que me ha funcionado mucho es conocerme lo suficiente y tener claro qué quiero hacer con mi vida antes de pensar en comenzar una relación con un chico. Dedícate a tus sueños, a desarrollar tus habilidades, a encontrar el llamado de Dios para tu vida, y cuando te encuentres haciendo lo que Dios te llamó a hacer, allí aparecerá el hombre que te hará feliz. Sergio siempre explica lo siguiente: Cuando Adán estaba haciendo lo que Dios le había dicho que hiciera, que era ponerle nombre a todos los animales, en ese momento Dios decidió que «necesitaba una ayuda» para la vida, y creó a Eva. ¡Mientras te mantengas enfocada en hacer lo que Dios te llamó a hacer sobre la tierra, Dios traerá a tu lado al muchacho de tus sueños!
Dedica tiempo a tu sanidad emocional para que cuando él llegue estés libre de los problemas del pasado que puedan arruinar lo hermoso de la relación. Si ya has tenido relaciones que no funcionaron anteriormente, es muy importante que trabajes en ello para recibir la sanidad total de Dios en cuanto a tus emociones. Es clave estar emocionalmente sana antes de comenzar una relación seria con alguien más. Profundiza tu relación con Dios para que puedas experimentar su amor y saber cuánto vales para él. Deja a Jesús moldear tu vida, sanar tus emociones, formar tu carácter y transformar las áreas que necesitan cambios, para que no lleves a tu noviazgo asuntos sin resolver que solo son obstáculos para una relación saludable. Enamórate de Jesús, querida amiga, y llénate tanto de Dios que cuando tu chico llegue a tu vida, estés lista para derramar sobre él todo el amor que Dios ha puesto en ti.
Cuando conoces el verdadero amor, el de Jesús, ¡ya no te conformas con cualquier muchacho! No es suficiente que el muchacho que te guste vaya a la iglesia. ¡Debe estar totalmente enamorado y apasionado por servir a Dios! Nunca bajes el estándar que esperas en un chico para casarte. Y no tengas miedo a quedarte soltera o a que “se te vaya el tren”. Puede que tarde, ¡pero llegará!