A continuación quiero compartir contigo unos párrafos muy interesantes que encontré en el libro La batalla de cada mujer joven, escrito por Shannon Ethridge y Stephen Arterburn.

¿Qué ves cuando te miras al espejo? ¿Una amiga o una enemiga? ¿Estás agradecida por la creación de Dios o criticas su obra? ¿Cuánto tiempo y energía inviertes criticando los rasgos de tu cara, tu cabello o tu cuerpo? ¿Te comparas con las modelos de las portadas de las revistas o tus amigas y te desanimas porque al parecer no estás a la altura de las demás?
Lo que ves en le espejo tiene mucho que ver con lo que sientes en el corazón.
Quizás te mires al espejo a menudo porque sí te gusta lo que ves, y mucho. Tal vez creas que los otros no están a tu altura. Quizás la vanidad y el orgullo son un problema más grande para ti que una pobre imagen corporal.
En verdad, esperamos que ninguna de estas dos situaciones te describa. Esperamos que te guste lo que ves en el espejo porque eres una de las hermosas creaciones de Dios, pero también esperamos que no se te suba la belleza a la cabeza. En algún lugar en medio de: «Detesto como me veo» y «Miren qué linda soy» hay un equilibrio delicado que esperamos que encuentres y mantengas a través de la vida. Porque cualquiera de estos dos extremos pueden llevarte a caminos equivocados y a correr a concesiones sexuales, o por sentirte «demasiado buena», o solo para sentirte aceptada.

¿De dónde saca la sociedad las ideas acerca de lo que hace hermosa a una chica? Sharon Hersh, autora de Mom, I feel fat [Mami, me siento gorda], se sentó con veinticinco chicas de entre doce y catorce años de edad y les pidió que le describieran a la chica perfecta. Sus respuestas, en orden de importancia, fueron las siguientes:

• Delgada
• Rubia
• Popular
• Hermosa
• Atlética
• Con pechos grandes
• Que tenga novio
• Segura de sí misma
• Con dientes derechos y blancos (sin aparatos de ortodoncia)
• Que tenga su propio auto
• Que no tenga granos
• Que tenga su propio teléfono celular

Estamos de acuerdo con Sharon en que la única que encaja en esa descripción es Barbie. Ahora bien, no son solo las muñecas Barbie las que crean estas falsas ideas de belleza. También lo hacen las celebridades de la televisión, las estrellas de cine, las modelos de las portadas de las revistas, los diseñadores de moda y muchos otros aspectos de la cultura popular actual. Así que, ¿de dónde viene la verdadera belleza? Vamos a ver en la Biblia lo que el Creador de la belleza tiene que decir:

«Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al SEÑOR es digna de alabanza». Proverbios 31:30

Este versículo nos recuerda que la belleza física no dura para siempre y que no tendríamos que concentrarnos solo en lo externo. Sin embargo, la belleza que viene de amar y servir a Dios con un corazón alegre es una que permanece incluso cuando tu figura decaiga y las arrugas adornen tu cara. La belleza verdadera no proviene de un maquillaje fresco, el peinado de última moda, ni de cómo luces con tus jeans. La verdadera belleza se irradia desde tu interior, desde un corazón que se deleita en el Señor.