Dios nos hizo especialmente hermosas y delicadas. Aunque a veces durante nuestra juventud o adolescencia tendamos a comportarnos medio “salvajes”, debemos reconocer que una característica que a los chicos los vuelve locos es nuestra femineidad. Quizás te haya tocado provenir de un hogar en el que faltaron las muestras de afecto y la aceptación, entonces te cueste un poco más demostrar dulzura y ternura a causa de situaciones que has vivido. O todo lo contrario, quizás sea tu temperamento sanguíneo y espontáneo el que te hace comportar de manera demasiado extrovertida. Ante todo, recuerda tener un balance y comportarte como una dama. Esto va a hacer que los chicos te respeten y puedan admirarte aun más. Guarda tu distancia con los muchachos y compórtate como es debido. No des lugar a empujones, malos tratos, golpes ni palabras grotescas, que lejos de embellecerte te bajan a un nivel inferior. Así como nosotras soñamos con la idea de un príncipe azul que viene a rescatarnos en un caballo blanco, así también los chicos sueñan con una señorita tierna, delicada como el pétalo de una flor, de la que puedan estar orgullosos y lucirse cuando están con ella.
Si estás de novia y tu chico te ama, te respeta y te valora de verdad, probablemente su comportamiento sea siempre amable y te considere como un tesoro especial al que quiere proteger. Me encanta el siguiente consejo que Pablo le da a los hombres casados en la Biblia:
“De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida”. (1 Pedro 3:7)
Dios nos ha creado más delicadas, lo cual no implica que seamos más débiles. Y como más delicadas, se espera que el trato que recibimos sea mucho más cuidadoso. Si todavía no tienes novio, estás muy a tiempo de considerar este aspecto en el chico de tus sueños. Rodéate de amigos que te valoren y te respeten para que sirvan como un parámetro para cuando llegue este muchacho que esté interesado en ti. Te aseguro que tus mismos amigos pueden medir qué tan amable y respetuoso es. Si en el noviazgo este chico no puede tratarte con ternura y delicadeza, mucho menos lo hará cuando estén casados. Considera siempre la amabilidad como un punto en tu lista de prioridades, ¡y eso te va a ahorrar unos cuántos dolores de cabeza en el futuro!