Dios te ha creado con la capacidad de proponerte cosas y llevarlas a cabo. Este es un regalo que toda chica posee, así que saca provecho de ello y sueña en grande.
Una meta es un fin al cual se dirigen tus acciones y deseos (según la definición de la Real Academia Española). Personalmente, me gusta definir a las metas como las estaciones frecuentes en las que realizamos “paradas” a fin de dirigirnos a nuestro destino.
¡Escribe tus metas!
Escríbelas en grande.
No las dejes en un diario cerrado en un cajón.
Escríbelas en un lugar al que recurres todos los días cuando te levantas…
…¿el baño, quizás? jeje, por loco que parezca, el leer todas las mañanas esas metas te dará la energía y gasolina suficientes como para dirigirte hacia ellas cada día.
Como alguien dijo: «No te puedes comer un elefante de un solo bocado, pero sí trocito a trocito».
Levántate cada día con la determinación de que darás un paso que te acerque más a la concreción de tu meta.
Y por último, ¡ármate de paciencia! Se va a cumplir aunque lleve un proceso y un tiempo. Ese tiempo te dará la madurez necesaria para crecer a la altura de tu meta. Y la determinación y persistencia que practicaste te prepararán para las metas siguientes.