Me encanta la definición de habilidad:
Capacidad, inteligencia y disposición para realizar algo.
Lo que se realiza con gracia y destreza.
Todas las chicas somos poseedoras de una o varias habilidades. Seguramente a esta altura de tu adolescencia o juventud ya las has identificado o tienes una idea de lo que te estoy hablando. Si todavía dudas sobre cuáles son tus habilidades, déjame hacerte tres preguntas que me ayudaron mucho a identificar las mías:
a) ¿qué te gusta hacer?
b) ¿qué cosas haces bien?
c) ¿qué te dice la gente que te rodea que haces bien?
Recuerda que puedes encontrar más de una habilidad, amiga. Al buscar tus habilidades, ¡no te limites! Deja volar tu imaginación e intenta no compararte con los demás. Nuestro Padre se ha tomado el tiempo y la dedicación para diseñarnos completamente diferentes, únicos e individuales; así que es muy probable que cuentes dentro tuyo con cualidades, talentos y habilidades diferentes a todos los que te rodean. Encuentra ese rasgo que te hace única y especial, el cual seguramente está muy vinculado a la razón por la cual estás en esta tierra y por la cual Dios te ha creado.
Solo por mencionar algunas habilidades y abrir un poco tu mente, aquí te van unas ideas: cocinar, cantar, tocar un instrumento, escuchar, aconsejar, escribir, investigar, defender, realizar manualidades, decorar, inventar, resolver problemas, comunicarte con los demás, sacar cuentas, organizar, ordenar, armar, desarmar, construir, planificar, interactuar con la tecnología, programar, y tantas, tantísimas otras cosas.
¡Genial! Ahora que las identificaste no te quedes ahí. Invierte de tu tiempo, energía y estudio en desarrollar esas habilidades al máximo. Prepárate, investiga, capacítate, practica, estudia sobre esos temas.
El éxito no reside en haber identificado tus talentos, sino más bien en sacarles brillo y volverte experta en lo que eres buena. Considera estudiar una carrera afín y dedícate a ello con tu mayor esfuerzo. Da lo mejor de ti al desarrollar esto que disfrutas hacer y para lo que eres buena, porque con el tiempo, será ese talento el que te retribuirá económicamente. Y si haces lo que te gusta y además te pagan por hacerlo, ¡buenísimo! ¿No?
Busca personas que tienen la misma habilidad y que te producen gran admiración, y acércate a ellas. Persigue a alguien que ya haya recorrido el mismo camino y que tenga éxito, y pregúntale los secretos que lo llevaron allí.
Y por último, ¡no te olvides de disfrutar el proceso! Es increíble el potencial que nuestro Dios ha puesto dentro de cada una de nosotras. Piensa en ese Dios Creador, diseñador, inventor. Y ahora abre tus ojos para poder ver que ¡el Espíritu Santo de Dios, que es el creativo por excelencia, vive dentro de ti! Disfruta esta etapa en la que vas descubriendo esas destrezas con las que Dios te ha dotado, y no le pongas límites a tu imaginación. Dios tiene expectativas contigo que superan tus sueños más ambiciosos. El rendirle estas capacidades a tu Padre, te permitirá sacar el mayor provecho de ellas y traerle gloria a Dios.