La gente que te rodea y con la que frecuentas, es mucho más importante de lo que te imaginas. Pueden ayudarte a sacar lo mejor de ti, o llevarte a la ruina. Le doy gracias a Dios por haberme rodeado durante mi adolescencia de verdaderos amigos y amigas que fueron en todo tiempo una influencia positiva para mi. Hoy en día, el compartir tiempo con mis amigos más cercanos, se ha vuelto una bocanada de aire fresco que me llena de alegría. Compartir el servicio a Dios con gente a la cual amamos, no tiene precio. Se crean recuerdos inolvidables y risas interminables!
Lo bueno es que tu tienes la desición de elegir a tus amigos!
Alguien genuino, que se alegra por tus éxitos y te ayuda a levantarte cuando te caes, ese es tu amigo.
Esa persona que está dispuesta a escucharte y darte de su tiempo, es tu amiga.
El que te insiste para que hagas algo que no quieres, definitivamente no es tu amigo.
El que te conduce a la autodestrucción mediante el uso de drogas, alcohol, cigarrillos, pornografía y tantos otros malos hábitos, se convierte en una seria amenaza para ti.
Un verdadero amigo te potencia. Un falso amigo te detiene.
Un verdadero amigo celebra tus triunfos. Un falso amigo te tiene envidia.
Un verdadero amigo te anima a estudiar y superarte. Un falso amigo intentará que caigas en su misma mediocridad.
Un verdadero amigo respetará tus limites y valores personales. Un falso amigo pretenderá imponerse en tu vida y absorberte de manera enfermiza.
Un verdadero amigo tiene la capacidad de pedir perdón cuantas veces sea necesario, aun sin tener la culpa, con la finalidad de proteger esa amistad. Un falso amigo no mide sus palabras y es capaz de herirte con tal de no admitir sus propios errores.
La amistad es un regalo de Dios! Tomate un tiempo para celebrar a esas personas que han pasado por tu vida para darle un nuevo color, imprimir alegría y traer una inmensa satisfacción.